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Convulsive SE es una emergencia en la que las crisis convulsivas prolongadas se asocian con inestabilidad cardiorrespiratoria, hipoxia, hipoglucemia e hipertermia. El tratamiento de apoyo ayuda a corregir estos desequilibrios fisiológicos. Cuando el tratamiento se retrasa, se puede reducir la capacidad de los medicamentos que suprimen las convulsiones de primera línea para interrumpir la convulsión., Los estudios en animales han sugerido que el tráfico de receptores GABAA puede contribuir al fracaso de las terapias de primera línea y que los antagonistas de los receptores NMDA como la ketamina pueden ser más efectivos a medida que las convulsiones duran más. Las estrategias potenciales para aprovechar estos cambios en la fisiopatología incluyen una escalada rápida de benzodiazepinas a fármacos antiepilépticos no benzodiazepínicos (FAE), politerapia temprana y el uso de antagonistas NMDA como la ketamina para la SE convulsiva refractaria., A pesar de la importancia de un tratamiento oportuno de la SE convulsiva, los retrasos importantes del tratamiento son frecuentes en la práctica clínica. Las políticas para mejorar el tiempo hasta el tratamiento, especialmente en la SE convulsiva que comienza fuera del hospital, pueden mejorar la respuesta al tratamiento y los resultados de la SE convulsiva.